Cheesecake de Delicious Martha
Como ya sabréis, el Cheesecake es una de las tartas más populares de Estados Unidos y yo, como fanática que soy de Nueva York, la tengo en mi recetario desde que empecé a enamorarme de la gastronomía.
Aunque sea tan común en la repostería de este país, es un pastel con raíces europeas y muy antiguas. Es el primero en incorporar en su preparación un componente lácteo que no sea leche, y la primera receta que se ha encontrado es de Marcus Porcius Cato, en uno de sus libros de cocina romana. Pero el primer registro que hace mención al pastel de queso se remite a los juegos olímpicos de la antigua Grecia, donde se cuenta que este dulce formaba parte del menú que consumían los atletas participantes en los primeros Juegos (en el 776 a.C.).
A partir de ahí, y tras la conquista de Grecia, los romanos se apoderaron de la suculenta tarta y su popularidad creció por el continente europeo, logrando un papel muy importante dentro del patrimonio gastronómico. Aunque más tarde se descubrió que la tarta se preparaba con diferentes tipos de queso y técnica según la región: En Francia usaban quesos muy suaves como el Neufchatel, en Alemania el requesón, mientras que en Italia se usaba ricotta, feta, mizithra o mezclaban algunos de ellos.
Más adelante se introdujo en tierras americanas con los flujos migratorios. Sin embargo, en 1872, Lawrence de Chester, un quesero norteamericano, intentó hacer un queso mucho más suave y por equivocación (como ha ocurrido en muchas ocasiones a lo largo de la historia gastronómica) consiguió una mezcla cremosa que posteriormente daría lugar al queso Philadelphia. A partir de este momento, la elaboración de la tarta de queso varía y da lugar al conocido Cheesecake actual.
He probado infinidad de recetas, con y sin base de galleta, con leche condensada en la masa o sin ella, acompañada de mermelada, chocolate, frutas, … y la verdad que todas me encantan. Pero después de tantas pruebas he ido cogiendo pequeños pellizcos de muchas recetas y al final me he quedado con una propia: el Cheesecake de Delicious Martha que hoy os quiero animar a que probéis.
No es un postre nada ligero, más bien podríamos tomarlo como desayuno o merienda, porque después de una comida copiosa, aunque dejemos siempre sitio para el postre, puede resultar pesado.
Así que aunque la masa de este pastel sea densa, al contrario de algunas recetas que la presentan de forma más esponjosa, resulta muy jugosa y no excesivamente dulce; por lo que la combinación de ésta con la base crujiente de galleta y mantequilla es perfecta. Además, soy una enamorada de la mezcla de chocolate y frutos rojos, así que los ingredientes de la cobertura de la tarta aportan el último toque que la convierten en mi tarta favorita.
Ingredientes para un Cheesecake Delicious Martha de unas 10 raciones:
Para la base:
- 150 gr. de galletas Digestive, trituradas
- 65 gr. de mantequilla, derretida
Para la tarta de un molde de 20 cm:
- 250 gr. de queso de untar
- 390 gr. de leche condensada
- 1 yogurt griego
- 4 huevos medianos
- 100 ml. de nata líquida
- 1 cucharada de esencia de vainilla
Para decorar:
- Mermelada de frambuesas
- Frambuesas frescas
- Hojas de menta
Preparación del Cheesecake Delicious Martha:
Precalentamos el horno a 200ºC.
Trituramos las galletas con ayuda de la trituradora o, ayudándonos del rodillo, las ponemos dentro de una bolsa y las aplastamos.
Derretimos la mantequilla y la mezclamos con el polvo de galleta.
Forramos un molde de unos 20 cm. de diámetro con papel vegetal y hacemos la base con la mezcla de mantequilla y galletas. Verteremos la mezcla y presionaremos con una cuchara para dejarla lisa y uniforme.
Se puede hacer una base sólo en la parte inferior del molde, pero personalmente prefiero hacer unas paredes para que el relleno de queso quede totalmente en el interior de la base.
Introducimos en el horno 10 minutos, sacamos y dejamos enfriar, dejando el horno encendido.
Mientras horneamos la base, batimos el queso para dejarlo suave e incorporamos la leche condensada y mezclamos hasta homogeneizar.
Combinamos el yogurt con la nata líquida y lo añadimos a la mezcla de queso.
A parte, batimos los huevos con la vainilla y también los integramos a la pasta anterior. Batimos bien hasta conseguir que se integren todos los ingredientes.
Vertemos la mezcla sobre la base de galleta con mucho cuidado para que no se nos deforme. Bajamos la temperatura del horno a 180º e introducimos la tarta durante 35 minutos.
Cuando termine la cocción y veamos que ha cuajado, entreabrimos la puerta del horno y dejamos la tarta en el interior durante 30 minutos.
Sacamos la tarta del horno y la dejamos enfriar a temperatura ambiente. Cuando esté fría, la desmoldamos y cubrimos con la mermelada y las frambuesas frescas.
Refrigeramos hasta el momento de servir, que será el momento de decorarla con las frambuesas frescas.
Está mucho más sabrosa si la dejamos reposar. Por lo que es ideal prepararla de un día para otro.
¡Espero que os encante tanto como a mí!
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