Crackers con semillas, un pan de aperitivo saludable
Crackers con semillas, ya sea para aperitivos navideños, o para fiestas…
Estos crackers con semillas, o tostaditas, galletas saladas, untables… o como acostumbréis a llamarles, son una alternativa sana, deliciosa y muy sencilla de preparar antes que las típicas que compramos en el supermercado en cajas, y que acostumbran a llevar muchos ingredientes y aditivos nada beneficiosos para nuestra salud. Ya os enseñaré a continuación, que podréis tenerlos listos en media hora, y que se conservan perfectamente en un recipiente hermético durante varios días, por lo que no hay excusa para no ponernos manos a la obra y preparar este delicioso picoteo.
Antes de ir con la receta, como siempre, he estado buscando un poco de historia sobre este alimento. Y, también como siempre, el resultado es más que curioso. Para que nos entendamos cuando hablamos de ello, son como unas galletas crujientes, o tostaditas, horneadas para que queden crujientes, y que se elaboran a partir de agua y harina. También pueden aromatizarse al gusto, o darles la forma que más nos apetezca. A mí, sinceramente, me encantan así rústicas. Hacemos una masa plana que, una vez cocida, rompemos de forma desigual con los dedos para que quede más casual.
Ya os avanzo que, al ser tan deliciosos, bien podemos usarlos para untar con cremas, patés, salsas, usarlos para base de canapés… O bien llevarlos como snack de media mañana y picotear cuando tengamos hambre. Son como adictivos… 😉
Y vamos ya a la historia.
Por lo que he podido leer, su origen se remonta a finales del 1700 en Estados Unidos. El predecesor de los crackers con semillas que vemos hoy, es un pilot bread, un pan hecho con harina y agua, plano y crujiente, que gustó especialmente a pilotos y marines por su fácil conservación y su textura crujiente después de varios días. De allí el nombre que lo bautizó.
Pero el término actual, el cracker, no llegó hasta unos años más tarde. Cuando un panadero americano, Josiah Bent, horneó unas galletas en un horno rústico que tenía, y empezaron a crackear -crujir, para entendernos mejor-. Bent supo vender muy bien este nuevo alimento, haciéndolo indispensable para tostadas de aperitivo o canapés, y su popularización fue inmediata.
Con el tiempo, el hecho de añadir especias, nuevos sabores para caracterizarlas, y nuevas formas de presentarlas, vinieron solas. Con más o menos fortuna, en función de las combinaciones que hagamos. De todos modos, os aseguro que las que tenéis a continuación, son un verdadero acierto (y casi que también surgieron en mi cocina por casualidad).
Ingredientes para los Crackers con semillas:
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- 40 gr. de anacardos, crudos
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- 1 cucharada de sésamo
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- 1 cucharada de semillas de lino
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- 1 cucharada de semillas de cáñamo
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- 2 cucharadas de semillas de chía
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- 1 cucharada de semillas de calabaza molidas
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- 1 cucharada de semillas de amapola
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- 1 cucharadita de sal
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- 25 gr. de harina de garbanzo
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- 25 gr. de harina de espelta integral
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- 40 gr. de harina de almendras
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- 80 ml. de agua mineral
- 30 ml. de aceite de oliva virgen extra
Preparación de los los Crackers con semillas:
Para preparar los crackers, lo primero que haremos es precalentar el horno a 150ºC, con calor arriba y abajo. A continuación, forramos una bandeja con papel vegetal.
Ahora, ponemos las semillas (las de chía, sésamo, cáñamo, lino) y los anacardos, en una picadora. Los trituramos hasta reducirlos a polvo, y los ponemos en un bol amplio. Ahora, añadimos el polvo de semillas de calabaza, la sal, las semillas de amapola, y las tres harinas diferentes. Mezclamos con una cuchara, para combinar bien toda la mezcla. Y seguidamente, añadimos el aceite y el agua. Removemos, para que se forme una pasta densa y pegajosa, que pasaremos a la bandeja que habíamos preparado. Podemos estirarlo, o bien con el reverso de una cuchara, o sino con el rodillo. Procuraremos dejarlo bien fino, para que así nos quede más crujiente.
Cuando tenga un grosor de unos 0,5 cm. lo introducimos en el horno, durante unos 20 o 30 minutos. Cuando veamos que empieza a dorarse, ya estará listo.
Lo retiramos del horno, y por último, dejamos enfriar. ¡Ya los tenemos listos!
Para guardarlas, en un recipiente hermético y bien seco.
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