Pretzels Ibéricos
El origen del pretzel puede parecernos un poco difícil de conocer con exactitud, dado que existen múltiples historias al respecto. Se dice que su origen es alemán (brezel, que proviene del latín bracellus o brazo pequeño), aunque también hay otros que consideran que proviene de la Italia septentrional, incluso de la Francia meridional.
Por un lado se vincula principalmente a las festividades celtas que se celebraban al inicio de cada primavera cuando el Sol se encuentra en tránsito por Aries (zodíaco representado por un carnero, de ahí la forma del pretzel, simbolizando los cuernos del animal).
Por otro lado podemos encontrar que en el año 610, los monjes benedictinos de Borgoña y Renania amasaron un pan ácimo (sin levadura) para ser entregado a modo de obsequio a los niños que recitaban sus oraciones; dándoles la forma de brazos cruzados sobre los hombros. Los monjes lo nombraron brachiola o petriola. De allí su receta se extendió al resto de Europa, convirtiéndose en símbolo de buena suerte, prosperidad y vida saludable.
Sea como sea, hoy en día su receta se ha extendido prácticamente a nivel mundial y podemos disfrutar de un pretzel en casi todas partes. Es considerado una merienda muy popular especialmente en Estados Unidos, donde se consume la variedad de galleta; o en Alsacia, que se cocina en forma de pan blando con una gran gama de sabores y con formas distintas, ya sea salado o en ocasiones dulce.
Hoy en Delicious Martha os traigo la versión alemana y salada, con un ingrediente exquisito de nuestra gastronomía y que aunque no salga bien el pan, el resultado está asegurado.
- 380 gr. harina
- 250 cl. leche tibia
- 2 cucharadas de agua
- 1 cucharada de aceite de girasol
- 2 cucharadas de azúcar
- ¾ cucharadita sal
- 1 y ¼ cucharadita de levadura de panadero seca
- 2 litros de agua
- 2 cucharadas sal
- 1 huevo, batido con un poco de agua
- Semillas de sésamo, de amapola, …
- Aceite de oliva virgen extra (AOVE)
- Jamón ibérico
Debemos empezar mezclando la harina con la sal, el azúcar y la levadura en un bol.
Hacemos una forma de volcán y en el centro añadimos los líquidos: leche, agua y aceite de girasol).
Vamos añadiendo poco a poco la harina de los laterales y mezclamos bien.
Pasamos nuestra masa a una superficie enharinada y amasamos (en Directo al Paladar nos dan unos trucos buenísimos para que nos quede una masa perfecta).
Debemos dejar fermentar nuestra masa unos 45 minutos, o hasta que veamos que ha doblado el volumen en un bol engrasado y tapado con papel film y un trapo húmedo.
Amasamos un poco de nuevo para desgasificar y dejamos reposar un poco más la masa, aproximadamente 15 minutos, tapado.
Una vez reposado, la dividimos en 15 porciones (dependiendo del tamaño que queramos, pero tenemos que tener en cuenta que si los vamos a rellenar no los queremos excesivamente grandes).
Precalentar el horno a 220ºC.
Coger una porción y hacer un rollo alargado con él de unos 45-50 cm de largo. Coger un extremo y darle una vuelta formando un círculo, dejando un extremo apuntando hacia arriba. Con el extremo sobrante, ir enrollándolo al primero hasta formar una flor.
He querido hacer esta forma para que sea más fácil rellenarlos, aunque también se pueden hacer en forma de lazo.
Una vez tengamos todos nuestros pretzels con forma, los introduciremos en el horno 5 minutos a 220ºC.
Calentamos los 2 litros de agua con la sal y cocemos los pretzels un minuto y medio por cada lado, a fuego lento.
Dejarlos escurrir sobre papel absorbente y colocarlos de nuevo en la bandeja del horno.
Pintar cada uno con huevo batido con agua y espolvorearlos con las semillas que queramos o con sal gruesa.
Introducir de nuevo en el horno, bajando la temperatura a 180ºC, durante unos 20 minutos.
Retirar del horno y colocarlos sobre una rejilla para que enfríen a temperatura ambiente.
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