El café: origen y esencia

Hay muchos que se declaran adictos al café, que no pueden vivir sin él, que lo consideran como una droga, sobretodo para ponerse en marcha a primera hora de la mañana.
Pero la verdad es que el café puede ser mucho más. Podemos recurrir a él para aromatizar muchas preparaciones y darle un toque muy especial. Hoy en Delicious Martha vengo con una receta facilísima que nos dará como resultado una esencia de café que podemos añadir a la masa de unas galletas, para saborizar yogures, panna cottas, bizcochos, para un tiramisú…
El café: origen y esencia
La historia del café es un tanto curiosa, puesto que, aunque es conocido desde hace mucho tiempo, no siempre ha sido una bebida de gran consumo como lo es en la actualidad.
El origen de este ingrediente no es muy claro, aunque hay evidencias de él en el siglo XIII, cuando el pueblo Oromo (ubicado en el centro-sur de Etiopía) descubrió el poder energético de los granos del café.
Es probable que, desde ésta región, se expandiera su consumo a otros lugares. Tal y como se ha dicho siempre, en principio se propagó hacia la península Arábiga (Egipto y Yemen), donde por primera vez se tostó y molió el grano, tal y como lo conocemos en la actualidad.
Llegó a Oriente Medio, Turquía, Persia y la parte norte de África en el siglo XVI y, de allí, su consumo se extendió al resto de Europa, al continente americano y a Indonesia.
El origen de la palabra café viene del turco qahve. Éste, a su vez, proviene de qahwa en árabe, que es un término abreviado de qahhwat al-bun (cuya traducción literal es ‘vino de las habichuelas’).
En el mundo musulmán se prohibió el consumo del café en 1511
por los efectos que provocaba (el Corán no permite el consumo de ningún tipo de
intoxicación), aunque casi a finales de siglo se cancelaron dichas
restricciones por la presión que recibían los imanes que estaban en contra del
café por parte de los intelectuales, asiduos a tomar el producto.
En Europa, el café también encontró la negativa de los
sectores protestantes, sobretodo en el norte del continente (en Rusia su
consumo era penado con cárcel), dónde no se acabó con ésta reprobación hasta el
siglo XIX.
Algunos miembros de la iglesia lo reconocieron como una
invención satánica, puesto que lo veían como una amenaza frente al consumo del
vino (que sí que estaba santificado por Cristo).
En cambio, en la zona sur y oeste de Europa el café tuvo una aceptación más notable. Su
consumo en Reino Unido empezaba a tener importancia y surgieron las primeras
cafeterías -en Londres, en el 1652-, donde brotaban las ideas de intelectuales
y filósofos .
En Berlín apareció la primera cafetería en 1670 y, en París,
en 1686, dónde por primera vez se preparó el café moliéndolo y filtrándolo con
agua caliente.
En 1689 este producto llega a las américas y se instala en
Boston la primera cafetería. Pronto alcanzó una gran popularidad y se expandió
su consumo, llegando a Latinoamérica, dónde, más adelante, se hicieron grandes
plantaciones cuya finalidad era la exportación, dada la gran demanda europea.
Actualmente, las zonas de cultivo por excelencia se sitúan,
por un lado en Colombia y Brasil y, por otro lado en Vietnam, Costa de Marfil y
Kenia.
Hawai, aunque en menor medida también es productor y,
recientemente y debido a los altos precios del café brasileño, Perú y Guatemala
han encontrado un nicho de mercado importante.

El café: origen y esencia

Os dejo dos recetas para preparar ésta esencia de café, una endulzada con la base de caramelo, que la vi de Loreto en Sabores de Colores, y otra esencia sin endulzar.
Veréis que es algo fácil y recurrente. Con unos sencillos pasos y un poco de cuidado cuando trabajamos con caramelo, tendremos una esencia que podemos guardar para así usarla en el momento que lo necesitemos.
Vale la pena probarlas.

Ingredientes para la esencia de café endulzada a base de caramelo:
  • 100 gr. de café, molido y de buena calidad
  • 100 gr. de azúcar
  • 300 gr. de agua

Preparación:

Poner el agua a hervir en un cazo.

De mientras, en un cazo alto, verter el azúcar y dejar a fuego medio sin remover hasta que se derrita y adquiera un tono dorado oscuro.

En cuanto esté el caramelo, retirar del fuego e incorporar el café molido y el agua hirviendo muy lentamente y con extremo cuidado, porque se forman unas burbujas que pueden provocar quemaduras importantes.

Remover hasta disolver por completo algún grumo que se haya podido formar y poner la mezcla en un recipiente de cristal con tapa.
Dejar reposar durante 24 horas mínimo.
Pasar la mezcla por un colador fino varias veces o por una gasa tupida y guardar refrigerada en un frasco hermético para evitar que pierda el aroma.
El café: origen y esencia

Ingredientes para la esencia de café sin edulcorante:

  • 100 gr. de café molido, de buena calidad
  • 100 gr. de agua
Preparación:
Poner el agua en un cazo y llevar a ebullición. En cuanto hierba, retirar del fuego y verter la mitad del café. Remover para que se disuelva, tapar y dejar enfriar completamente.
Cuando haya enfriado, filtrar y preparar una cafetera con la otra mitad del café y sustituyendo el agua por la infusión ya preparada.

Dejar enfriar, verter en un frasco hermético para evitar que pierda el aroma y refrigerar.

El café: origen y esenciaÉsta receta de Esencia de café la explico en mi sección semanal en Radio Maricel y la podéis escuchar aquí.

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