Momento Afortunado. Cuando el vino y la comida van de la mano
El pasado miércoles 29 de Abril se celebró un Momento Afortunado en la nave industrial de Afortunado y al que asistieron algunos bloggers de lifestyle y gastronomía para poder dar testimonio de lo que puede ser un matrimonio perfecto: el maridaje resultante de Viñedos Singulares junto a un maravilloso menú preparado y servido por Caravan Made. Una cena realmente divertida y muy inspiradora en cuanto nos paramos a pensar en la armonía que se desprende de dos marcas que ya se han convertido en el referente foodie actual.
El entorno de lo más cuidado y acogedor. Una velada entretenida entre madera, copas y vinos, en donde hasta el más mínimo detalle tenía un sentido y un porqué.
Viñedos Singulares es un proyecto llevado a cabo por Luis y Carlos Barrero que, tras años de experiencia y con la intención de crear varietales en zonas atractivas comercialmente y con alto valor vinícola, desarrollan una gama de vinos dirigidos a un target joven, actual, que busca nuevos sabores. Por eso, en colaboración con un total de seis bodegas, nos traen al mercado el Tempranillo Jardín Rojo (D.O. La Rioja), el tinto fino Entrelobos (D.O. Ribera del Duero), el Mencía Corral del Obispo (D.O. Bierzo), el albariño Luna Creciente (D.O. Rías Baixas) y el garnacha El Veïnat (D.O. Montsant).
Cada uno de ellos en conjunción con un plato elaborado por Caravan Made, la foodtruck de moda que reparte felicidad entre dos rebanadas de pan en gran número de festivales, mercados, fiestas callejeras y eventos cerrados. Una caravana de comida nacida en la década de los 70’s y que actualmente reparte buenrollismo allí dónde va.
El menú estaba formado por un Tataki de atún con salsa teriyaki y mango (Afortunado, Verdejo 2014); un Pincho de pera con queso azul, salmón y reducción de vinagre de uva (Luna Creciente, Albariño 2014);
Secreto ibérico con salsa de ibéricos y arándanos (Corral del Obispo, Mencía 2013); Tartar de solomillo marinado con crema suave de gorgonzola y eneldo (Jardín Rojo, Tempranillo 2013); Taco de rabo de toro con salsa de frambuesa (Entrelobos, Tinto fino 2013); y surtido de quesos con coulis ácido (El Veïnat, Garnatxa).
Una experiencia exquisita en la que se unieron dos referentes gastronómicos para ofrecer un matrimonio perfecto entre el vino y la comida. Porque no es lo mismo uno sin el otro. Porque podemos saber qué es extraordinario cuando el vino y la comida van de la mano.
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